La semana pasada fui a ver un edificio que estaba ubicado a una hora de avión de La Paz hacia el norte (Rurrenabaque, Abel Iturralde) cerca de Brasil, y luego cruce un rio en balsa y después 8 horas en camioneta por la selva amazónica hasta llegar al edificio.
Cada día tuve que visitar un lugar distinto, muchas veces con un chofer que hable Aymará y Quechua, ya que en muchos lugares no hablan ¨el¨ castellano. Algunos de estos lugares generan mucha tristeza debido a que la pobreza es aguda. Algunos de estos pueblitos parecerían estar olvidados en la historia y a pesar de que tienen fe, yo creo que acá no llega ni su dios.
Estos viajes me permitieron no solo experimentar un calor y un sol calcínate, una selva del verde mas intenso, sino que también me pude descubrir la cultura de la Bolivia Profunda. Esta es una cultura sumamente amable, supersticiosa, y con todo el respeto, digo sufrida y sumisa. Nuestra cultura es sumamente más dominante y manipuladora.
La diferencia social, económica, cultural y educativa entre la clase campesina (indígena) y la clase alta es abismal. Parecería que es directamente proporcional el nivel educativo y económico a la amabilidad. Cuanto mayor la pobreza, mayor la gentileza.